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Eso que muere cada día en tu memoria

lunes, 29 de abril de 2013

-La enamorada- Alejandra Pizarnik


Esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues

Hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!


 -Extracción de la piedra de locura-

miércoles, 10 de abril de 2013

Ex-tinta

 Asesíname por dentro y olvídame,  mira siempre hacia delante como si todo tras tus pasos se extinguiera quedando todo en blanco.
Ignora las heridas y la sangre mal gastada; la memoria a largo plazo no es virtud ni naturaleza, no se nace con ella y tampoco se aprende a utilizar.
Se un ser del instante, toma el presente y suprímelo en las noches, lo que ha de aprenderse se aprenderá verdaderamente cuando se use.
Deja tu infancia, ese borroso paso del tiempo que suele recordarse añadiendo más encanto del que realmente tuvo. El tiempo no es lineal, nada queda atrás, solo es una bala sin destino. 

Déjame, que yo me extingo en tu memoria y lo vivido solo fue un instante que moría con cada segundo que pasaba. Que no te traicionen los recuerdos, son como cuchillas relucientes que reflejan el pasado muerto mientras desgarran el presente que parece más hostil. Déjame aquí. 

Jennifer Vélez D.

De nuevo


    De nuevo la vida vuelve a  su nada que la hace un todo. Un  viento  sin aire, un espejo sin reflejos, una rueda en línea recta.  Demasiados esfuerzos por procurar un destino que no existe, otra vida que se apaga con cada soplo de decepciones,  idealizando como torpes, otorgando fe en lo infame y entregando todo nuestro ser a esa nada que lo consume y lo destruye. 
  
Jennifer Vélez D.

sábado, 14 de abril de 2012

Incidencias. Parte I

Impasible en su demencia hecha de colores y alucinaciones inducidas por un pasado  del que prefiere solo extraer lo aprendido,  lo que en estados de lucidez psicotrópica logro ver de un mundo que no le fue suficiente para su cordura.

En ocasiones caigo en pensamientos desesperados y tiendo a creer que esa bondad desbordante que me ofrece no me la he ganado con justos meritos, que debo retribuir el mar de canciones, colores y palabras que con la mas honesta y bella locura vierte en mi cabeza, en mi piel, en mis más sagrados recuerdos, pero que mas puedo hacer, solo recostarme en su dulce melancolía y escuchar en silencio  su música que habla de lluvia que huele a calles a la madrugada, sus discursos de niño que se pregunta en donde están sus juegos y que reconstruye sus mas comunes acciones con fatalidad y encanto.
No me pidas más que contarte cuentos un poco tontos, un tanto sin alcance, Solo a ti te los puedo contar sin parecer extravagante, solo a ti te confió mi memoria, mis conflictos con los días, mis deseos mas lascivos, mis angustias por no creer…

Mi cómplice que me encierra en universos distantes que se extinguen y renacen con cada momento de delirio y jugueteos atrevidos e irresponsables, siempre insistiré en disculparme de mis variadas formas de asumir cada mañana, algunos días no se lo que hare para no dejarme caer, y no quisiera que ello te afectara, si eso ocurriera ¿Quien nos levantaría a los dos?  Solo sígueme narrando más historias de desafortunados y asesinos del destino, continua explicándome la crueldad de este mundo que deje atrás y sígueme llevando en esa bruma azul de tus sueños que son ahora los míos, Sueños que ahora son solo uno… 

Para Sebastian B. (Opiotomatozo)

Jennifer Vélez D.

lunes, 24 de octubre de 2011

Dentro de mi.

En sus pasos se sentía la alarma de la desgracia, se advertía el paso fatídico del destino tomado por las curtidas manos de la insensatez y  aquellas luces que  acompañaban sus pasos por el estrecho pasillo, luces que vibraban con enfermizo des-compás, eran  el telón que como preludio se abrían para dar inicio al espectáculo de la muerte  ante sus ojos de cándido infante, esos ojos que ignoraban las huellas del odio que se dispersa por la sangre cuando la razón pierde su rumbo...

la desgracia del silencio  y la ira consumada en la soledad, preludio de un desastre.

Jennifer Vélez D.

martes, 31 de mayo de 2011

Silvia

Aquí, quedarme solo aquí,  con esa tonta sonrisa en el rostro, no querer más, solo dejar que  la mirada siga buscando de que forma me veo mejor frente a este obtuso espejo,  solo aquí, en este, mi lugar, no preocuparme por como debo dirigirme cuando te vea, la noche lo resolverá con gracia y elegancia, cosas de las que en ocasiones carezco, pero tu mirada enceguecida por el brillo de mis labios y mis carcajadas, no lo detectaran jamás, en eso confió.

Que la música continúe! que ese oxidado tango  no se detenga, si alguna vez deja de hacerlo, que mi corazón también lo haga, no soportaría escuchar  una vez más lo poco que tienes que decir, solo quiero eso,  escuchar esa música que me roba todas las sonrisas que crees tuyas, solo eso,  dejar que esta noche se vaya, y solo deje sus olores, esa inquietante soledad, sus sabores  ácidos  y  su eterno “nunca volveré”.  

Y rogar que el día se agote con prisa para volver a encontrarme  frente a aquel obtuso espejo y que aquel tango siga diciendo lo que tú nunca podrás...

Jennifer Vélez D.

lunes, 25 de abril de 2011

Vuelve...

Frió de calles negras y vacías que con superficial hostilidad cobija todo miedo y paranoico recuerdo de difusos rostros imaginarios, solo la sobriedad e inmensidad de la cálida noche roja, sabrá como acoger el alma de la inalterable y perpetúa oscuridad.
Con lento caminar se ve como presencias obtusas y espectrales se alejan llevando consigo la agonía del día que se fue; Irreales, como aquellos sueños que con dificultad se recuerdan, se escuchan ruidos oxidados acompañados con el silbido de un inquietante viento que intenta limpiar aquel aire viciado, que inevitablemente deja el afán del tiempo.
Soledad en espacios colmados por fantasmales presencias de no-seres, rincones que prometen guardar secretos de excesos y placeres que serían rechazados por la mirada inmaculada del día, sombras que dicen "no mires demasiado, no camines tan despacio", voces carentes de calor solicitan con vehemencia "A casa vuelve pronto, esa tenue luz que se va, contigo aún no se debe marchar"...

Jennifer Vélez D.